El fotógrafo Raphael Olivier viajó a la capital norcoreana en 2016 y tomó estas instantáneas. No te las pierdas, porque te harán reconsiderar tu visión del 'reino de los Kim'.
"La primera palabra que se te ocurre es 'inquietante'", dijo Olivier al medio Business Insider. El fotógrafo se refería a la extraña atmósfera que se respira en Pyongyang.
La capital de la nación alberga a tres millones de habitantes. No obstante, en la mayoría de las imágenes de Olivier, las calles parecen casi desiertas.
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El artista explicó que los ciudadanos trabajan, estudian o simplemente están ocupados durante las horas de luz. Por extraño que parezca, la música dramática resuena en todos los rincones de Pyongyang.
Los enormes edificios de hormigón pintados como huevos de Pascua dominan el perfil de la ciudad. Las torres están diseñadas para irradiar una imagen de poder, resiliencia y orgullo nacional, relató Olivier.
"La ciudad es una increíble vitrina de la arquitectura socialista: no está 'contaminada' por los carteles de publicidad comercial y carece de oficina feas", expresó.
La Pista de Hielo de Pyongyang, construida en 1981, se parece a una tienda india futurista y dispone de una capacidad para 6.000 espectadores.
La Casa Internacional del Cine de Pyongyang parece estar abandonada pero, en realidad, de vez en cuando se celebran allí eventos culturales de gran calado, en particular el Festival Internacional de Cine de Pyongyang.
"Un aspecto inesperado es el hecho de que Corea del Norte sea más simple y humana en comparación con su imagen representada por los medios de otros países. Resulta que, en realidad, la gente disfruta de su vida cantando, riendo y pasando el tiempo junto a sus familiares y amigos", aseguró Olivier.
"Si eres un turista en Pyongyang, no puedes dar una vuelta por cualquier lugar sin tu guía especial. Los sitios que visitamos están cuidadosamente elegidos y los 'tours' están bien planeados", concluyó el fotógrafo.