"Si en los últimos 26 años se registraron 518 corrimientos de tierra, en los primeros cuatro meses de 2017 hubo 134 cataclismos que derivaron en la muerte de 34 personas y causaron un daño de 266 millones de som (unos cuatro millones de dólares)", declaró Razakov al intervenir ante el Parlamento.
A lo largo del pasado año también se documentaron en Kirguistán casi 13.000 eventos sísmicos, incluyendo 256 temblores de magnitud 2 o superior.
Un terremoto de magnitud 7 sacudió la madrugada del 3 de mayo la frontera entre Kirguistán y Tayikistán. El seísmo fue acompañado de una serie de réplicas de magnitud de 4,8 y que su epicentro se situó a 37 kilómetros de la ciudad kirguisa de Aidarken.
El pasado 29 de abril, un corrimiento de tierra sepultó una decena de casas en la aldea de Ayuu, en la provincia kirguisa de Osh, provocando la muerte de 24 personas, entre ellas nueve niños.
El Ministerio de Emergencias estima que más de 4.950 familias en Kirguistán residían en las zonas expuestas al riesgo de deslaves.
Unas 1.890 familias ya se trasladaron a lugares más seguros gracias a una subvención pública y más de 700 están en la etapa de mudanza, pero casi 2.400 todavía permanecen en las áreas peligrosas a pesar de haber recibido parcelas y dinero del Estado.