El dirigente hizo la intervención en la ciudad de Dávao, en el sur de Filipinas, donde sirvió como alcalde durante muchos años antes de convertirse en presidente de la nación asiática el 14 de enero.
El líder filipino agregó que él había jurado "proteger el país contra todas las amenazas", incluso las drogas que, según manifestó, han afectado a unos 4 millones de personas.
"Mi país está por encima de todo lo demás, hasta de las limitaciones. Nadie puede pararme", dijo Duterte refiriéndose, según Reuters, a la Corte Suprema y el Congreso.
Filipinas sufrió la ley marcial en los años 70 y las campañas para restaurar la democracia y defender los derechos humanos quedan frescas en las memorias de muchos ciudadanos del país, añade la nota.
"Es absurdo. Tuvimos la ley marcial antes, y ¿qué pasó? ¿Mejoró nuestras vidas? De ningún modo", pronunció en aquel entonces.
Duterte hizo de la guerra despiadada contra las drogas en Filipinas la base de su administración después de asumir el cargo del presidente a mediados de 2016, señala Reuters.