"Recientemente fui de viaje a Corea del Norte y no percibí los efectos de las sanciones impuestas. Dado que Pyongyang ya ha anunciado que va a acabar con los preparativos para su programa nuclear, el endurecimiento de las sanciones podrá influir en Pyongyang solo en caso de que estas se conviertan en un verdadero bloqueo económico", declaró a Sputnik Konstantín Aksomólov, politólogo del Centro de Investigaciones sobre Corea de Rusia.
Por su parte, el profesor del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, Georgui Toloraya, opina que, aunque el aislamiento de Corea del Norte vaya en aumento, las nuevas sanciones aplicadas contra Pyongyang no funcionarán completamente.
Recientemente, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó un paquete de nuevas sanciones contra Corea del Norte como respuesta al desarrollo de su programa nuclear. En este caso, el castigo para el país asiático se estaba preparando desde hace tiempo. Según Toloraya, esta demora en la aprobación de las nuevas sanciones fue condicionada por Washington, que de forma unilateral buscaba promover las decisiones que beneficiaban a EEUU pero que no tenían en absoluto en cuenta los intereses de Moscú.
"China y Rusia pudieron oponer resistencia a todas las propuestas que Washington quería imponer en el documento final. Por ejemplo, para Moscú era importante prohibir el uso de la mano de obra norcoreana en el Extremo Oriente ruso, mientras que Washington quería conseguir el bloqueo completo de Pyongyang".
Es posible que en la Casa Blanca solamente quisieran castigar otra vez más a los norcoreanos e, indirectamente, a los chinos. Si China hubiera apoyado la resolución más dura contra Corea del Norte, las relaciones bilaterales con Pyongyang se habrían resentido.