En vísperas de la reunión con el presidente chino, Xi Jiping, en Pekín, Duterte aseguró a sus compatriotas que "llegó la hora de decir adiós a EEUU".
"No habrá más intervenciones. No habrá nuevos ejercicios estadounidenses", declaró el mandatario quien agregó que "jamás iría a EEUU porque allí insultan a los filipinos"
EEUU expresó su preocupación por el cambio en la política de Duterte. Así, el embajador estadounidense en Manila, Philip Goldberg, sostuvo que "los esfuerzos de Manila de mejorar los lazos con China no deben ser un juego de suma cero".
En los últimos meses el presidente filipino ha sido criticado fuertemente por parte de EEUU y la UE por su recién lanzada campaña antidrogas, la cual, según Occidente, viola los derechos humanos.
Duterte y Xi acordaron volver a una "vía de diálogo" sobre el Mar del Sur de China en lo que llamaron una "nueva etapa de cooperación marítima". Además, los países firmaron 13 pactos en las áreas de comercio, inversiones, drogas y turismo durante la reunión.
"China y Filipinas están regresando a la vía de manejar los problemas relevantes a través de diálogo y consultas", concluyó Hua.