El pasado sábado, el jefe del departamento de Relaciones Exteriores en la Administración del presidente Ilham Aliyev, Novruz Mammadov, dijo que una investigación en marcha apunta a que los gülenistas mantienen vínculos con la oposición azerbaiyana, y aseguró que las autoridades van a descubrir a todos y frenarán los intentos de desestabilizar la situación.
Previamente, el Servicio de Seguridad Estatal de Azerbaiyán reportó la detención de un grupo de individuos supuestamente relacionados con el movimiento de Gulen.
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El movimiento gülenista, Hizmet (Servicio), que coopera con escuelas privadas y universidades en más de 150 países, es para el Gobierno turco una "organización terrorista" y una especie de "Estado paralelo" detrás del fallido golpe de Estado que se saldó con 240 muertos, sin contar a los amotinados, y casi 2.200 heridos.
El propio Gulen rechaza rotundamente su implicación en los sucesos del 15 de julio, propone establecer una comisión internacional para investigar la asonada e insinúa a que el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se aprovecha de la situación para dar un golpe blando contra la Constitución.
Mientras, en Turquía se declaró por tres meses un estado de excepción a raíz del amotinamiento y continúa una campaña de purgas que ya resultó en 40.000 personas detenidas, unas 20.300 arrestados y casi 80.000 suspendidas de sus cargos.