PEKÍN (Sputnik) — El acto, organizado por Amnistía Internacional, consistía en la representación holográfica de manifestantes en una pantalla gigante situada en las cercanías del Palacio Gyeongbokgung.
La protesta se desarrolló sin problemas a pesar de que la policía había amenazado con disolverla por haber sido incorrectamente solicitada como un acto cultural.
Los manifestantes virtuales llevaban pancartas y cantaban eslóganes en los que defendían el derecho a la protesta pública y pedían que no se acallara la voz del pueblo.
"Las autoridades están prohibiendo más y más protestas, especialmente en el centro de Seúl, con la excusa de los atascos de tráfico y las molestias causadas a la ciudadanía", dijo Kim Hee-jin, directora de la organización en Corea del Sur.
Añadió que la elección de los hologramas quería evidenciar que sólo los fantasmas pueden ya manifestarse en Seúl.
Los activistas denuncian un deterioro de las libertades públicas desde que subió al poder la conservadora Park Geun-hye, hija del dictador Park Chung-hee.
También la policía recibió críticas por el excesivo uso de fuerza contra los manifestantes, especialmente después de que uno quedara en coma durante una protesta antigubernamental en noviembre.
Los cañones de agua que utiliza la policía se hicieron ya habituales en las protestas ciudadanas en Corea del Sur.
El Gobierno surcoreano negó las acusaciones de Amnistía Internacional y otras organizaciones de derechos humanos.