"Japón ha expresado repetidamente su sentimiento de profundo arrepentimiento y sinceras disculpas por sus acciones durante la guerra… hemos sido fieles a la paz y la prosperidad en la región desde el final de la guerra", ha señalado Abe en un discurso de 25 minutos retransmitido en directo por la televisión pública.
China y Corea del Sur temían que el primer ministro, al que se le acusa de relativizar los crímenes del militarismo japonés, podría rebajar las declaraciones formales de sus antecesores en el cargo.
"La posición de los Gobiernos previos se mantiene firme", ha dicho Abe, quien también se ha referido a los "insoportables sufrimientos" causados al pueblo chino.
Pero en su extracto que más polémica provocará, el primer ministro ha recordado que, aunque los japoneses deben afrontar su pasado con sinceridad, no se debe olvidar que el 80 por ciento de la población nació después de la guerra.
"No debemos permitir que nuestros hijos, nietos e incluso las siguientes generaciones, que no tuvieron nada que ver con la guerra, estén predestinados a disculparse", ha señalado al agregar que "la historia es dura, lo que se ha hecho no se puede deshacer".
Éste había pedido "sinceras disculpas" y expresado su "profundo arrepentimiento", una fórmula que fue calcada diez años después por el primer ministro Junichiro Koizumi.
El discurso llega cuando Japón está a punto de despedirse de su Constitución pacifista, a pesar de la opinión pública, mayoritariamente en contra.
Japón reconocerá el principio de autodefensa colectiva, lo que es interpretado por sus críticos como una carta blanca para embarcarse en los conflictos en los que participa Estados Unidos.