China defiende que la construcción de islas artificiales persigue objetivos como el rescate de barcos en problemas, prevención y mitigación de desastres, investigación científica, observación meteorológica y protección medioambiental.
Estados Unidos denuncia que Pekín persigue por la vía de los hechos consumados la adquisición de islas en disputa y el uso militar de las pistas de aterrizaje y puertos.
También teme que China pueda reclamar el control de la navegación en una de las rutas comerciales más transitadas del mundo y bajo cuyas aguas se sospecha que hay grandes reservas de gas y petróleo.
Washington asegura que Pekín ya ha construido al menos 800 hectáreas y cuanta con dos pistas de aterrizaje capaces de acoger grandes aviones militares.
El comunicado oficial no aclara la fecha exacta de la finalización de las construcciones ni en cuántos de los siete arrecifes se ubican.
China reclama como propio la práctica totalidad del Mar del Sur de China, que también pretenden países como Filipinas, Taiwán, Vietnam o Brunei.
Los roces de Pekín con los vecinos y con Estados Unidos se han multiplicado en los últimos meses por lo que éstos entienden como una actitud china cada vez más beligerante.
El mes pasado, un buque chino exigió varias veces a un avión espía estadounidense con un equipo de periodistas de la CNN a bordo que abandonase la zona, a lo que éste se negó esgrimiendo que era territorio internacional.
Estados Unidos pidió a Pekín durante una alta cumbre militar bilateral en Washington la semana pasada que detuviese la construcción en las islas en disputa mientras la parte china exigió que Estados Unidos redujera sus actividades aéreas y marítimas en la zona.