Los campos de golf restan terreno para el cultivo, necesitan una gran cantidad de agua para su mantenimiento y utilizan numerosos pesticidas y fertilizantes, ha explicado el Ministerio de Suelo y Recursos.
Su cierre se efectúa de acuerdo con una ley de 2004 que prohíbe la construcción de nuevos campos.
A pesar de la prohibición, los gobiernos locales estimularon su construcción por los beneficios que registran como atracción de un turismo de alta gama.
Es habitual, por ejemplo, que los aficionados surcoreanos viajen a las instalaciones de la provincia costera de Shandong a disfrutar del golf con precios mucho más bajos que en su país.
China cuenta hoy con 600 campos de golf, el triple que en 2004, y solo en los alrededores de Pekín hay registrados unos 70 campos.
Entre ellos figura el Mission Hills Golf Club de Shenzhen, el mayor del mundo con 20 kilómetros cuadrados y 12 circuitos de 18 hoyos.
Sólo Hainan, la isla tropical china, está exenta de la prohibición.
Los campos clausurados están por todo el país, incluso en la provincia desértica de Ningxia.
El cierre también está relacionado con la campaña anticorrupción del presidente Xi Jinping.
Muchos miembros del partido y empresarios han adoptado el golf como afición y signo de estatus.
Pekín ha anunciado hoy que el alto funcionario Wang Shengyang ha sido investigado por jugar al golf en contra de las "ocho reglas" de comportamiento dictadas por Xi.
