"Vuelvo a expresar mi pesar con motivo de la muerte de la gente y mi disposición a hacer lo máximo para que semejante tragedia no se repita nunca", dijo Abe al poner flores al pie de un altar erigido en la estación de Kasumigaseki, una de las más afectadas por el atentado que causó 13 víctimas mortales y otras 6.300 personas quedaron intoxicadas, de las que muchas siguen teniendo problemas de salud.
Cinco miembros de la secta tomaron sendos trenes distintos en la mañana del 20 de marzo de 1995 y depositaron y perforaron con sus paraguas paquetes de gas sarín licuado, un agente nervioso extremadamente nocivo e inodoro, que casi al instante alcanzó el estado gaseoso y se propagó por los vagones.
Trece dirigentes de la secta, incluido su jefe Shoko Asahara, cuyo su nombre verdadero es Chizuo Matsumoto, fueron arrestados y condenados a la pena de muerte y otros cinco cómplices, a la cadena perpetua.
De momento ninguno ha sido ejecutado, lo que se debió en gran parte a la necesidad de tenerlos como testigos en la investigación de otros tres dirigentes de la secta que lograron escapar y fueron atrapados solo el año pasado.
El proceso contra dos de ellos ha concluido, queda solo uno que deberá comparecer ante el tribunal, las ejecuciones se llevarán a cabo por lo visto cuando termine este último proceso.