Por su parte, el Fiscal General de Indonesia, Tony Spontana, declaró a la BBC que es "casi seguro" que las ejecuciones no serán en febrero pero no precisó cuándo concluirían los preparativos de la isla de Nusakambangan, el único lugar en Indonesia en el que se practican los fusilamientos debido a su aislamiento.
Mientras tanto, la familia de Gularte intenta desesperadamente el traspaso del brasileño a un hospital psiquiátrico para iniciar un tratamiento después de que un médico indonesio certificase su esquizofrenia el pasado 12 de febrero. Hasta entonces, solo un médico brasileño contratado por la familia había confirmado la enfermedad.
"Por la ley indonesia, una persona que tenga un problema mental no puede ser ejecutada. Es necesario que el preso entienda el porqué de la ejecución algo imposible en el caso de Rodrigo", señaló la prima del brasileño, Marlise Gularte, a la prensa de Brasil.
El antecedente del brasileño Marco Archer, de 53 años, ejecutado en Indonesia el pasado 18 de enero por narcotráfico, causó gran conmoción en la opinión pública brasileña al ser el primer ciudadano de Brasil ejecutado en el exterior y por los infructuosos esfuerzos de la presidenta Dilma Rousseff por conseguir un indulto, llegando incluso a provocar un incidente diplomático con el país asiático.