La medida se enmarca en la campaña anticorrupción del presidente Xi Jinping y también incluye el envío de los funcionarios de la temida CCDI a altos órganos del Gobierno como la Oficina General del Comité Central, el Departamento de Organización, la Oficina General del Consejo de Estado o el Departamento de Propaganda.
La finalidad es que ningún órgano, por muy elevado que sea, escape de la vigilancia de la CCDI.
"Los órganos centrales y nacionales son el núcleo del sistema de Gobierno del Estado y el partido. Han concentrado mucho poder y su papel es crucial", ha justificado Chen Wenqing, un alto cargo de la CCDI, en la página web de la organización.
Según Chen, "algunos casos de corrupción descubiertos en los últimos años han causado un vil impacto en la sociedad y por ello es necesario y urgente fortalecer la supervisión".
China anunció la semana pasada el arresto por corrupción de Zhou Yongkang, el antiguo encargado del aparato de seguridad nacional y miembro del Comité Permanente del Politburó.
Zhou es el mayor funcionario que cae en décadas en China y la pieza más valiosa de la campaña de Xi, quien ya había anunciado que caerían tanto "tigres" como "moscas".
China ha establecido ya funcionarios anticorrupción permanentes en 52 órganos del Gobierno central y la decisión de este viernes forma parte del plan de extenderlos a los 140 restantes.
El trabajo se centrará en la supervisión, la inspección disciplinaria y el control contable.
El envío de la CCDI al Parlamento en una medida que muestra el funcionamiento opuesto del sistema chino: en el resto del mundo es el Parlamento el que controla al Gobierno y no al revés
La Asamblea Nacional Popular, definida por la Constitución como "el mayor órgano del poder estatal", en la práctica se limita a sellar lo que ha decidido el Ejecutivo y suele ser desdeñado por la población como "el salón de té".
En China no existe la división de poderes occidental y todos los estamentos de gobierno, legislativo y judicial, son jerárquicamente dependientes del Partido Comunista.