"La competición en los mercados externos sigue creciendo y Rusia continúa sufriendo una presión sin precedentes", dijo el diplomático al señalar que se usan "los métodos más deshonestos", como la aplicación de la legislación nacional extraterritorial.
Según Lavrov, el objetivo es, evidentemente, "marginar a las mayores empresas rusas, limitar nuestro campo de actividad económica externa y, en fin —ya casi nadie lo oculta— intentar frenar el desarrollo económico y social del país".
"En estas condiciones debemos seguir ampliando la colaboración con nuestros socios y amigos de la Unión Económica Euroasiática, la Organización de Cooperación de Shanghái, el BRICS [asociación económica de Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica] y otros colegas", afirmó Lavrov.
Agregó que es necesario también que Rusia aproveche al máximo las oportunidades en el marco de los procesos de integración en la Cuenca del Pacífico.
Depolitización de los lazos comerciales con Occidente
Serguéi Lavrov también afirmó que Moscú continuará la línea hacia la despolitización de las relaciones comerciales y de inversiones con los países occidentales.
Más aún, destacó Lavrov, "muchos en la UE se dan cuenta de que la política de confrontación a Rusia es contraproducente y no quieren sufrir pérdidas de miles de millones a causa de la espiral de sanciones".
Las relaciones entre Moscú y Occidente empeoraron a raíz de la situación en Ucrania y la reincorporación de la península de Crimea a Rusia tras el referéndum celebrado en marzo de 2014, en el que más del 96% de los votantes avaló esta opción.
Acusando a Moscú de "anexión" de la península, EEUU, la Unión Europea y otros países aprobaron varios paquetes de sanciones contra Rusia.
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Moscú, que respondió a las sanciones con un embargo alimentario, ha subrayado en reiteradas ocasiones que no es parte del conflicto en Ucrania y reafirmó que la adhesión de Crimea se llevó a cabo respetando la legislación internacional y la Carta de la ONU.