"Tenemos la oportunidad de recibir a las personas directamente en la frontera en lugar de esperar a que lleguen a Boa Vista, así el proceso es menos confuso y ágil para todos, las Naciones Unidas están trabajando conjuntamente con el Gobierno brasileño y las fronteras continúan abiertas y el balance del centro es muy positivo", afirmó Godinho.
Godinho relató a esta agencia que debido a la saturación de personas que vive el estado Roraima, en ese primer contacto se les informa del 'Programa de Interiorización' y que un 76% de los inmigrantes acepta a formar parte del mismo.
"El programa ofrece nuevas oportunidades de integración en el país, es decir, salen de Roraima, que es un estado más aislado y con menos posibilidades de trabajo, hacia otros estados; se les ofrece un hospedaje, comida y servicios de orientación laboral en cooperación con las organizaciones de las ciudades de destino", informó Godinho.
Aunque no se les puede garantizar un puesto de trabajo, se les da herramientas para que el proceso sea más favorable tales como clases de portugués, consejos de comportamiento en las entrevistas de trabajo, como redactar un currículum y se les pone en contacto con empresas que podrían estar interesadas en mano de obra extranjera.
Explicó que una de las realidades entre los recién llegados son las mujeres embarazadas, que no habiendo encontrado el auxilio necesario en Venezuela, decidieron emigrar, aunque no confirmó un número.
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En referencia a cómo los civiles brasileños estarían lidiando con el flujo incesante de inmigrantes en la frontera, Godinho relató que se dieron casos tanto de solidaridad como de rechazo.
"Es muy importante que la población civil entienda que ellos (inmigrantes venezolanos) no están aquí por elección, sino que escaparon de su país buscando una oportunidad para rehacer sus vidas, evidentemente que su llegada tiene un impacto en la comunidad, pero estamos trabajando para minimizarlo", concluyó.