"Los hallazgos más relevantes de esta investigación revelan que el contrabando de medicamentos representa entre el 18% al 21% del total de las ventas de la industria farmacéutica en el mercado interno", dice la introducción de la investigación contenida en el libro "El negocio de la muerte".
El presidente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior, Reinaldo Díaz, uno de los impulsores de la investigación, reflexionó en la presentación del libro que "el comercio informal de medicamentos en Bolivia no es un tema menor y merece una solución, hagámoslo por nuestros hijos, por nosotros mismos".
Díaz llamó a realizar campañas para que la ciudadanía tome conciencia sobre la importancia de consumir solo medicamentos autorizados por las autoridades sanitarias y propuso mejorar la coordinación entre autoridades, importadores y comercializadores para garantizar una oferta suficiente de fármacos.
Radio: El precio de la salud
Garantizar la oferta puede resultar vital en un país en el que los seguros sociales, que incluyen dotación parcial de medicamentos a sus afiliados, atienden a menos de un tercio de los 11 millones de habitantes, apuntó el economista autor de la investigación, Gonzalo Vidaurre.
Agregó, citando una encuesta a más de 1.000 personas en las cuatro ciudades que 76% de los entrevistados reconocieron estar al tanto de que alguna vez compraron fármacos fraudulentos y 44% no pudieron diferenciar un producto legal de uno de contrabando.
Además: Cómo un gigante farmacéutico destruye medicamentos contra el cáncer para subir los precios
El estudio recomendó reforzar los controles aduaneros y desarrollar mecanismos de "trazabilidad" o seguimiento automatizado de la procedencia de los fármacos, inclusive con aplicaciones para teléfonos móviles en poder de los consumidores.
Gerardo Velasco, asesor de la Confederación de Empresarios Privados, otra institución que impulsó el estudio, reclamó al Gobierno luchar contra el "flagelo" del comercio informal de medicamentos y a los consumidores "tomar conciencia y ser lo suficientemente responsables para no alentar el contrabando".
Bolivia tiene una precaria industria farmacéutica, por lo que la mayoría de los fármacos disponibles en su mercado son de procedencia extranjera.