Anaya, principal rival del puntero Andres Manuel López Obrador, apunta sus baterías a un universo que abarca "desde las filas de la primera candidata renunciante, Margarita Zavala, a los indecisos, los resignados, hasta los practicantes del voto útil y del voto cruzado" en un país sin segunda vuelta electoral, explicó Aguilar.
"Consideramos que la intención de voto de López Obrador ronda el 40%, con un rango de diferencia en las encuestas —dependiendo la casa encuestadora- de 8 a 12 puntos; con una diferencia bruta entre 5 y 10 puntos entre el primer y el segundo lugar", revela el estratega.
Esta elección es distinta a cualquier otra para Aguilar, un intelectual de centroizquierda y autor del libro "La comunicación presidencial" entre una docena de obras.
"Es diferente en razón de las nuevas tecnologías de la información, en manos de los ciudadanos, en distintas versiones de redes sociales", explicó.
Además, esas mismas redes sociales "permiten una interacción muy grande de millones de usuarios, que en principio es positivo; pero también se utilizan para propalar noticias falsas, el insulto y la agresión verbal", añadió.
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Por primera vez, la campaña contempla tres debates en lugar de los dos habituales, "pero lo más importante es que ocurre un cambio de intención real de voto", como resultado de esos espectáculos mediáticos, reflexionó.
Los estudios revelan que "en el caso del primer debate entre 15 y 16% de encuestados cambió su posición, mientras que en el segundo los datos nos indican que entre nueve y 10% de los entrevistados cambió su intención del voto", aunque ambos resultados no se podrían sumar en forma aritmética, aclaró.
El tercer elemento que distingue a esta campaña es "un altísimo nivel de electores indecisos a esta altura de la contienda", cuando suelen cristalizarse las intenciones.
Los resultados son dispares; "oscilan entre el 10 y el 27% de indecisos, es un nivel muy alto", acotó.
Gobierno de coalición
La principal fortaleza de Anaya es a la vez un problema porque el electorado y los comentaristas no parecen valorarlo, dijo Aguilar.
Un Gobierno de coalición, que por primera vez permiten los recientes cambios constitucionales, es una novedad política en México.
"Después de un siglo de régimen partidista, sería un cambio radical de gran calado en el sistema político mexicano si triunfa esta opción", afirmó.
Sin embargo, el trabajo adicional de explicar a la gran masa de electores es cuesta arriba: "esa fortaleza es comprendida solo por un tramo de la sociedad, en ciertos círculos", comentó.
Un Gobierno de coalición también implica la incorporación de la sociedad civil organizada, que como elemento novedoso del frentismo se hace presente en la coalición, con un colectivo de organizaciones.
Otro elemento singular en 2018 es la conducción de la estrategia de campaña en "cuartos de situación".
Pero la mayoritaria intención de voto por López Obrador, en su tercer intento con 64 años, "no se puede entender sin su enorme estructura, ni sin contar 18 años en campaña, es una suma que hace realidades", argumentó al comparar con el debut de Anaya, de 39 años.
No hay que olvidar, recordó, que Salvador Allende, en el Chile de 1970, y Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil de 2002, ganaron a la cuarta vez que se postulaban.
Por lo tanto, el plan no consiste en tratar de restar a López Obrador el voto duro acumulado en dos décadas.
"Es un electorado muy fiel e identificado con su líder, que traduce su discurso militante del enojo y malestar: allí no vamos a poder crecer, aunque en los últimos meses haya retrocedido dos o tres puntos", admitió.
El punto vital es adquirir más votos a partir de cinco sectores que están fuera de esa atmósfera, "que integran un universo mayoritario de un 60% de los electores, fragmentado y dividido", comentó.
En busca de la fuente de votos
La campaña entra este mes en su recta final que tendrá un siguiente punto crucial en el tercer debate el 12 de junio.
La primera fuente de esos votos está en los seguidores de Zavala, esposa del expresidente Felipe Calderón (2006-2012), que abandonó las filas del PAN, derrotada internamente por Anaya.
"Se trata de un dos a 5% de la intención de voto que trataremos de convencer", describió.
La segunda fuente de sufragios está en los indecisos, "alrededor del 15%", según Aguilar.
El tercer surtidor de votos está entre los "resignados".
"Es un 15% del ciento que ya decidió su voto, pero que lo ha hecho de manera resignada, porque su candidato no tiene posibilidades de ganar; están a la espera buenas razones para cambiar", confió.
Finalmente, un cuarto sector es el clásico voto útil.
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Una quinta búsqueda estará dirigida al llamado "voto cruzado" dentro de la coalición Por México al Frente.
Son los simpatizantes de alguno de los partidos de la coalición, que no tienen problema en votar por senadores de otro partido diferentes al propio, pero aún no asimilan esa necesidad para elegir presidente.
Sin mencionarlo, es probable que los estrategas piensen en los votantes de PRD, que aún dudan entre Anaya y López Obrador, quien fue su candidato en 2006 y 2012, hasta que se escindió y creó el Movimiento de Regeneración Nacional en 2014.
"Según nuestros cálculos, puede ser entre 8 y 9%", puntualizó.
El conjunto de todos esos nichos electorales "numéricamente nos da la posibilidad de alcanzar, empatar y ganar en los próximos 40 días", subrayó.
México es uno de los seis países de la región que no tienen segunda vuelta presidencial.
Los estrategas de Anaya descartan antiguas campañas de movilización tradicional en el terreno, sino que buscan para cada uno de esos sectores el canal adecuado, antes del 1 de julio próximo.