"Muy improbable, no digo imposible porque siempre vamos a tener una esperanza, pero es muy improbable (rescatar supervivientes); son condiciones incompatibles con la vida, las condiciones del derrumbe, un incendio a más de 800 grados y las 48 horas que ya han pasado", declaró el capitán de los bomberos, Robson Mitsuo, al diario O Globo.
Desde la madrugada del 3 de mayo los equipos de rescate ya trabajan a pleno rendimiento con maquinaria pesada (dos excavadoras, un tractor y varios camiones para retirar escombros), después de que en las primeras horas de diera preferencia a la búsqueda manual por si había supervivientes.
Sin embargo, se eleva hasta 49 el número de personas que el ayuntamiento tenía registradas como habitantes de ese edificio y de las que no se tiene noticia, pero no está claro si en el momento de la tragedia se encontraban allí.
El edificio Wilton Paes de Almeida, construido en los años 60 y de 24 pisos, estaba abandonado desde hace 17 años, y en los últimos años se convirtió en refugio improvisado de familias del Movimiento de Lucha por una Vivienda Digna.
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El edificio era propiedad del Gobierno, que lo mantuvo inactivo todo este tiempo y en condiciones muy precarias, lo que reabrió el debate sobre la política de vivienda en Brasil.
Las primeras investigaciones apuntan a que el incendio que consumió el edificio se inició probablemente debido a un accidente doméstico; la explosión de una bombona de gas o de una olla a presión.
La tragedia provocó una ola de solidaridad en Sao Paulo, y miles de vecinos se acercaron a iglesias cercanas a llevar comida y bienes básicos para los habitantes que se quedaron en la calle, que en su mayoría rechazan se reubicados en albergues municipales.
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