"El impacto ambiental negativo es alarmante y preocupante", señaló Murillo en una carta difundida el 3 de abril.
A través de esa misiva, y "en el orden de atender este daño", Murillo solicitó "la asistencia de expertos de la ONU" que puedan dar "recomendaciones para la recuperación de las áreas afectadas".
El derrame de crudo se dio desde el pasado 2 marzo por espacio de 25 días, tiempo durante el cual se vertieron a las fuentes de agua vecinas al municipio de Barrancabermeja (Santander, noroeste) alrededor de 24.000 barriles de crudo, según indicó la estatal Autoridad Nacional de Licencias Ambiental (ANLA), que investiga el caso.
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Sin embargo, Ecopetrol señaló que el vertimiento fue sólo durante tres días y que se derramaron alrededor de 500 barriles de crudo, luego de lo cual tiene controlada la situación, aunque aún no logra detener el afloramiento de crudo, lodo y gas que se presentó de manera espontánea el el poso Lizama 158, que permanecía sellado desde hace catorce años.
Ecopetrol informó que para sellar permanentemente el pozo deberá reducir la presión en él y detener el flujo desde su cabeza, para lo cual buscará ahogarlo a más de 1.200 metros de profundidad con la perforación de un pozo de alivio que intercepte el pozo original mediante dos máquinas que llegaron provenientes de Estados Unidos.
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Según Ecopetrol, es la primera vez que en el país ocurre el afloramiento de un pozo sellado.