"Ojalá Perú revea esta decisión porque, salvo que le impida el aterrizaje [a Maduro], no tiene manera de evitar que un presidente se siente en la mesa de los presidentes", dijo el ministro de Relaciones Exteriores a la prensa en la sede de la Cancillería.
El 13 de febrero pasado el entonces presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski dijo que Maduro no sería bienvenido a la VIII Cumbre de las Américas, que se realizará en Lima el 13 y 14 de abril.
Los 14 países de América Latina, del Norte y del Caribe, integrantes del Grupo de Lima, estimaron correcta la medida "ante el continuo y grave deterioro de las instituciones democráticas en Venezuela", y amparándose en la Declaración de Quebec, adoptada en la III Cumbre de las Américas en 2001.
Ese documento sostiene que ante una ruptura democrática en un país americano, el foro de presidente del continente puede prohibir la participación de su mandatario.
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Pero el canciller uruguayo discrepó de ese argumento, y alegó que la declaración de Quebec "dice que se buscará el mecanismo para que el país afectado tenga una discusión con el resto de los países, cosa que no sucedió".
El ministro observó, por otra parte, que "las exclusiones no le hacen bien a la democracia, no le hacen bien a estos sistemas de organizaciones regionales".
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La OEA actúa como secretaría técnica del proceso de las cumbres, un foro que se celebra desde hace 24 años.
Kuczynski presentó el 21 de marzo su dimisión en una carta dirigida al Congreso y que leyó en cadena de radio y TV, en medio de acusaciones que lo involucran con actos de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht.
La renuncia de Kuczynski fue aceptada el 23 de marzo por el Congreso, y la presidencia pasó a ser ocupada por Martín Vizcarra, quien era el primer vicepresidente.
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Pese a esta crisis, la Cancillería peruana informó el 22 de marzo que los preparativos para la Cumbre continúan con normalidad.