"Vamos a estabilizar el terreno inicialmente reforzando las patrullas, con investigación para localizar y detener a los delincuentes; ese trabajo inicial permitirá el acceso de los prestadores de servicios públicos y privados", dijo Netto en declaraciones al diario Folha de Sao Paulo.
Netto consideró esta favela "un laboratorio" de la intervención militar; se trata de un reducto de los narcotraficantes del Comando Vermelho (CV) adonde los militares se dirigen con frecuencia para desmontar las barricadas que los delincuentes colocan para dificultar el acceso, aunque después de desmontarlas vuelven a aparecer rápidamente.
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El militar también negó que la ley que el presidente Michel Temer aprobó a finales del año pasado garantizando que eventuales delitos cometidos por uniformados contra civiles sean juzgados en la Justicia Militar configure una especie de "fuero privilegiado".
El pasado 16 de febrero, Temer ordenó que las Fuerzas Armadas asumieran la seguridad pública en el estado de Río de Janeiro (sureste).
La medida, que el propio Gobierno reconoció como extrema, no tiene precedentes en la democracia brasileña, y se justificó alegando una ola de violencia a la que las autoridades regionales no estaban haciendo frente.