"Después del fallecimiento de Mariana yo comprendí la dimensión de la maestra, fue una de esas personas elegidas que vienen a la Tierra, hizo gala de ser una gran rusa, pero también de ser una mujer rebelde y diva al más alto nivel al compartir los mejores escenarios del mundo con figuras de la talla de Chaliapin y los más grandes divos del planeta", dijo a Sputnik el tenor Hugo Oslé, director general de la academia y discípulo de la artista rusa establecida en Cuba desde 1940, quien fue reconocido en la ceremonia.
Oslé expresó a esta agencia de noticias que con su labor pedagógica Gonitch formó a relevantes figuras del arte lírico en la mayor de las Antillas, colaboró mucho con la Revolución después de 1959 y con su líder, Fidel Castro, y que prefirió quedarse definitivamente en Cuba, donde murió a los 93 años el 14 de enero de 1993.
El embajador de Rusia en Cuba, Mijail Kaminyn, entregó la distinción a personalidades entre las que se encontraban el Héroe de la República de Cuba y presidente del ICAP, Fernando González, la intelectual María Dolores Ortiz, la destacada revolucionaria Asela de los Santos, la actriz Corina Mestre, el pianista y compositor Frank Fernández, la primera bailarina Viengsay Valdés y la profesora Laura Alonso.
Lea más: Rumberos honran con debate y concierto el Día de la Cultura Cubana
Igualmente, fueron agasajados periodistas y directivos de la Agencia Cubana de Noticias, Prensa Latina, los semanarios Trabajadores y Tribuna de La Habana, la emisora Radio Reloj, el Sistema Informativo de la Televisión Cubana y el Canal Habana.
Hija de un alto oficial de la Armada rusa y descendiente de la nobleza, Mariana de Gonitch fue enviada a París para que afianzara su carrera de canto y adquiriera mayores conocimientos.
Más aquí: Cuba olvida con música las dificultades de 2017 en las fiestas navideñas
En Francia la sorprendió la Revolución de Octubre, y decidió establecerse en Europa Occidental.
Sin embargo, al estallar la Segunda Guerra Mundial apoyó por todas las vías a su alcance a quienes se enfrentaban a los invasores de la Alemania nazi, particularmente al Ejército Rojo tras la invasión fascista contra la Unión Soviética en 1941.
Tras su llegada a la mayor de las Antillas quedó encantada por el ambiente y la hospitalidad de sus habitantes, contrajo matrimonio y se estableció aquí.
Al triunfo de la Revolución en 1959, Fidel Castro estableció su puesto de mando en el hotel Habana Libre, donde la escuchó cantar durante un concierto, y así nació una gran amistad.
Le puede interesar: Nuevas cintas y nuevos nombres en semana de cine cubano en Moscú
Desde entonces, ella colaboró con el jefe de la Revolución y con su secretaria, Celia Sáncez, en diversos proyectos.