"Queremos que encuentren el submarino, que se investigue, que nos digan qué pasó, que mi familia pueda enterrar a mi hermano", comentó a Sputnik la hermana del suboficial primero Hernán Ramón Rodríguez, jefe de máquinas del submarino.
"Siempre tuvimos la esperanza de que tuviera un final bonito, de un milagro… pero esta noticia nos dio un golpe de realidad; y aunque sabíamos que podía pasar, no la esperábamos", sostuvo Rodríguez.
"Decía que yo estaba loca, porque soy azafata de vuelo, y decía que podía pasarme cualquier cosa en un avión", recordó.
"Al final le pasó a él", lamentó.
Al reconocer que su familia está rota, y que se aferraba a un hilo de esperanza, insistió en que ahora lo único que les importa es que hallen a los marinos.
"Queremos que los encuentren, sea como sea, que se investigue y queremos respuestas", afirmó.
"El dolor que sentimos es muy grande, quiero entender que han hecho todo lo humanamente posible", añadió.
El submarino San Juan informó en su comunicación el 15 de noviembre que se hallaba a 432 kilómetros mar adentro a la altura del Golfo de San Jorge.
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Ocho días después de perderse el contacto con el navío, que se dirigía a su apostadero habitual en la ciudad balnearia de Mar del Plata, a 400 kilómetros de Buenos Aires, se anunció de que se había detectado una explosión a 30 millas al nor-noreste de su última localización tres horas después de recibirse el último mensaje del buque.
"Desde el día que nos dijeron lo de explosión, nos vinimos abajo", reconoció Rodríguez.
En relación a la actuación de la Armada, la hermana del jefe de máquinas señaló que "se manejan con procedimientos que se escapan de nuestras manos, y era evidente que tarde o temprano iban a terminar la búsqueda".
"Lo malo sería que no los encuentren, y que quede en el olvido, y no sepamos nada", expresó.
Resignación
"La esperaba", reconoció en diálogo con esta agencia.
La mujer del submarinista, quien era además el sonarista dentro del buque desaparecido, fue la primera familiar entre los allegados de los tripulantes en dirigirse a los medios y cuestionar a los portavoces de la Armada por el manejo de la crisis.
Desde que se dio a conocer la explosión, Leguizamón consideró que la tripulación del submarino había fallecido dentro del navío.
"Yo no tenía esperanzas desde ese día", sostuvo.
Leguizamón ha denunciado que el submarino sufrió una falla en 2014, cuando habían terminado los trabajos de reparación a los que se había sometido al buque entre 2007 y ese año.
"Yo lo dije desde un comienzo", recordó.
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La querella es impulsada por el padre de otro de los tripulantes, Luis Tagliapietra.
A dieciséis días de la desaparición del submarino, que fue construido en 1982 en Alemania, han participado en su búsqueda 18 países, 28 buques, 9 aviones y más de 4.000 personas.