"El objetivo es reducir el déficit y la presión impositiva", informó el ministro en una rueda de prensa.
Sin cambios en la economía, sostuvo Dujovne, la reforma tendría un costo del 1,5% del Producto Interno Bruto (PIB) al cabo de cinco años.
Para contribuir a un sistema "más equitativo e igualitario" que promueva la inversión y reduzca la evasión fiscal, se expandirá la base impositiva, que será "más amigable para el contribuyente".
"Tenemos que mejorar los impuestos que cobramos en Argentina", defendió Dujovne.
El país sudamericano grava entre el 17 y 21% las actividades de bienes y servicios, lo que excede los impuestos vigentes en otros países de la región, donde en promedio rondan el 13%, señaló Dujovne.
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El impuesto a la renta corporativa es del 35%, un porcentaje que también es más elevado con respecto al que rige en otros países de América Latina, "lo que nos deja fuera de competencia para traer nuevas inversiones", afirmó el ministro.
Detalles del plan impositivo
De entrada, se modifican las tasas a los combustibles "para transformarlos en impuestos ambientales que penalicen la emisión de gases de efecto invernadero", anunció Dujovne.
Para 2021, según el ministro, las compañías obtendrán más incentivos para reinvertir sus utilidades en un país que se acercará al promedio de las naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), donde la alícuota para las empresas es del 22%.
Por otro lado, los empleadores no pagarán impuestos patronales hasta los 12.000 pesos de salario (685 dólares), con el fin de alentar la formalización del trabajo en un país que tiene un 30% de empleo no declarado.
En paralelo, el Ejecutivo sugerirá gravar la mayor parte de las rentas financieras actualmente exentas, con un mínimo imponible para no afectar a pequeños ahorradores.
Además, adelantó Dujovne, se reducirán los gravámenes sobre productos electrónicos, al tiempo que subirán los impuestos en bebidas alcohólicas y gaseosas.
De acuerdo al Gobierno, el déficit fiscal primario (sin contar los intereses de deuda) es del 5,4% del PIB, y la presión tributaria se sitúa "en un récord histórico" de 32% del PIB, sin contar la inflación.