"Ningún incidente por sí mismo será causa de ruptura del Cese al Fuego de forma unilateral y automática", afirma el comunicado.
De acuerdo con la guerrilla, la muerte del líder indígena no fue premeditada y se dio en momentos en que era conducido por cinco rebeldes a una zona apartada de su población para indagarle sobre información que lo vinculaba con inteligencia militar, escenario en el cual Isaramá se abalanzó contra uno de los insurgentes y murió por disparos.
Del mismo modo, agregó que "evaluará toda la información objetiva que reciba para que se adopten las decisiones que correspondan frente a la continuidad del cese al fuego".
Según el Gobierno, deberán analizarse también las palabras de reconocimiento y petición de perdón por parte del Frente Occidental del ELN respecto de lo sucedido, así como su compromiso de no repetición de hechos como este.
"El ELN tendrá que implementar acciones concretas para garantizar que hechos tan dolorosos como este no vuelvan a repetirse y para que los responsables del asesinato del gobernador Isarama Forastero sean puestos a disposición de las autoridades", instó la OACP.
El asesinato del líder indígena es la primera violación al cese del fuego bilateral y de hostilidades que sostienen el Gobierno y el ELN desde el pasado 1 de octubre hasta el 9 de enero de 2018 con el objetivo de "desescalar" la violencia en el país y dar "muestras de confianza", en el marco de un proceso de paz que ambas partes adelantan desde febrero pasado en Quito.