"Argentina tendrá, en un plazo de aproximadamente dos semanas, la reapertura del mercado de biodiésel de la Unión Europea (UE)", informó la cancillería argentina.
La UE decidió aplicar ese impuesto de importación al biodiésel de Argentina bajo la justificación de que esta nación vendía "a pérdida" y porque consideraba que Argentina incurría en la competencia desleal.
La disputa se prolongó durante cuatro años, y tras el fallo de la OMC, Argentina esperaba que la UE revierta su impuesto a la importación.
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Hasta 2013, Argentina fue el principal abastecedor de biodiésel de la Unión Europea, recordó el Gobierno de Mauricio Macri.
"Se aguarda la pronta aplicación de los nuevos aranceles, teniendo en cuenta que este proceso llega a su culminación después de cuatro años de litigio en la OMC", sostuvo el ministerio argentino.
La producción de biodiésel, que genera unos 2.000 empleos directos en el país y otros 4.000 indirectos, "es parte fundamental de la cadena de valor del complejo oleaginoso argentino, que tiene una gran competitividad a nivel internacional y es de singular impacto económico para las economías provinciales", manifestó Cancillería.
EEUU actúa en sentido contrario
El biodiésel no paga retenciones por derechos de exportación, pero su materia prima, el aceite de soja, sí tributa un 27 por ciento, lo que fue considerado por Washington como un subsidio encubierto.
Solo en el primer semestre de 2017, Argentina vendió al exterior un total de 741.485 toneladas de biodiésel por valor de 543,8 millones de dólares.
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El 96 por ciento de los embarques, 716.485 toneladas, fueron a Estados Unidos, lo que representaba el 30 por ciento de las exportaciones dirigidas a ese país.
