"Él tiene un papel que seguir, que es el siguiente: ¿voy a atacar a Messi o a Mascherano en el Barcelona? ¡Vas a por Messi!", dijo Lula [Partido de los Trabajadores, PT] el 18 de agosto en una entrevista con la radio Metrópole, refiriéndose a que Doria lo ataca porque sabe que es el favorito en las encuestas de opinión.
Poco después de las declaraciones de Lula, Doria (Partido de la Social Democracia Brasileña) respondía diciendo que él prefiere ser Neymar, "que es brasileño y negro", y calificaba al expresidente de sinvergüenza, mentiroso, perezoso y cobarde, según recoge el diario Folha de Sao Paulo.
A pesar de sus diferencias expuestas en público los dos líderes políticos tienen algo en común: están viajando por el noreste del país (la región más pobre y tradicionalmente decisiva en las elecciones), lo que muchos analistas interpretan como una antesala de la campaña electoral del próximo año.
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Lula inició el 17 de agosto un viaje en autobús que le llevará por 25 ciudades "para conocer de cerca las necesidades del pueblo", según explicó, mientras que Doria está manteniendo reuniones con empresarios y aprovechando para recibir diversos homenajes en las principales capitales de la región: Salvador, Natal, Fortaleza y Recife.
Sus adversarios critican que se dedique a viajar por Brasil cuando debería estar al frente de los problemas del día a día de Sao Paulo, algo que para el alcalde no es incompatible: "Confiando en tu equipo, delegando, gestionas con eficiencia", aseguró el 18 de agosto.
En la izquierda el panorama tampoco está despejado porque a pesar de que el PT confía en que Lula sea su candidato y éste reafirma constantemente su voluntad de volver a la presidencia lo cierto es que podría verse impedido por sus problemas con la Justicia.
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Lula fue condenado a nueve años y medio de cárcel por un presunto delito de corrupción pasiva y su futuro político depende de si la condena es ratificada en los próximos meses por un juzgado de segunda instancia, lo que podría impedirle ser candidato.