"No nos vamos a curvar ante los delincuentes, tenemos hombres y mujeres íntegros y comprometidos con la seguridad pública de nuestro Estado; agradezco a los policías que reforzaron el efectivo de forma voluntaria para garantizar el orden en las calles", dijo el secretario de Seguridad Pública del Gobierno de Acre, Emylson Farias, según recoge un comunicado oficial.
Este 8 de agosto tres vehículos amanecieron quemados en la localidad de Porto Acre.
Para que los vehículos volvieran a circular fue necesaria la escolta policial y el Gobierno del Estado desplegó un dispositivo especial de 400 hombres (policías civiles y policías militares, bomberos y soldados del Ejército) que se sumaron a los 150 agentes que normalmente patrullan las calles de la ciudad.
Los ataques continuaron en otras localidades, como la mencionada Porto Acre, donde el narcotráfico quemó la madrugada de este 8 de agosto tres de los cinco autobuses que la secretaría municipal de Educación de este pueblo usa normalmente para llevar a los niños a la escuela.
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Entre las causas que originaron los ataques está el hecho de que el Gobierno instaló recientemente aparatos que bloquean la señal de teléfono celular en las cárceles, lo que impide que los líderes del narcotráfico que están presos den órdenes y sigan mandando desde sus celdas.
El estado de Acre es uno de los más aislados de Brasil; se encuentra en la región amazónica y es fronterizo con Bolivia y Perú.
Las cárceles del norte de Brasil registraron graves incidentes a principios de este año: en los estados de Amazonas, Rondônia y Río Grande do Norte decenas de presos fueron asesinados y otros muchos huyeron en el marco de motines y ajustes de cuentas entre facciones rivales del narcotráfico.