"Esta tercera ronda está concentrada fundamentalmente en especificar un cese bilateral del fuego de carácter temporal, que estamos tratando que coincida con la visita del papa francisco a Colombia en septiembre", dijo Beltrán a esta agencia en la capital ecuatoriana donde se llevan a cabo los diálogos.
"Hemos coincidido en que es el momento de desarrollar la negociación en esta mesa de Quito en medio de un cese bilateral", puntualizó.
El guerrillero reconoció que es la primera vez que las partes tienen esa coincidencia "porque hasta ahora el Gobierno había dicho que los diálogos había que desarrollarlos en medio de la guerra, entonces, ante ese cambio del Gobierno, estamos en un punto de gran coincidencia".
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El mismo día en que comenzó la ronda, el Gobierno de Colombia señaló que no había empezado a hablar con el ELN sobre un posible cese bilateral del fuego por tres meses.
"Con el ELN no se ha comenzado a hablar aún de aspectos técnicos de un eventual cese al fuego y mucho menos de plazos del mismo", dijo el jefe de la delegación gubernamental Juan Camilo Restrepo.
La exigencia gubernamental para implementar un cese bilateral es que el ELN deje de ejecutar secuestros y atentados, según Restrepo.
La principal preocupación del ELN gira en torno a que grupos remanentes de los paramilitares de extrema derecha, que asolaron Colombia en las dos pasadas décadas, estarían ocupando los territorios que abandonaron las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) tras firmar la paz con el Gobierno.
"Eso es muy difícil, porque se están dando situaciones muy graves contra esas comunidades, y de ahí deviene el asesinato de líderes sociales, ambientales y de derechos humanos", denunció Beltrán.
Por eso el ELN ha planteado al Gobierno que se comprometa "a fondo para neutralizar esa matanza de líderes, porque para nosotros ya se configura un genocidio similar al que ocurrió con la Unión Patriótica (UP) hace 30 años", advirtió Beltrán.
La UP fue un partido creado por dirigentes de las FARC y diversos grupos de izquierda, durante un fallido diálogo de paz con el Gobierno, que resultó diezmado por los asesinatos de sus miembros y candidatos en los años 80 y 90.
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Cerca de 5.000 dirigentes políticos y simpatizantes de la UP fueron asesinados en el transcurso de 10 años por agentes del Estado en connivencia con la extrema derecha, por lo cual el propio Estado colombiano debió reconocer su culpa y pedir perdón en 2016.
No son manzanas podridas
En ese aspecto la principal exigencia del ELN al Estado es "ser categórico" en "cortar con los vínculos que tiene con el paramilitarismo", dijo Beltrán.
En este tema, Beltrán reconoció que si bien existe voluntad del Gobierno "para que no haya tanta matanza de líderes", sin embargo, "no toma medidas", observó.
Sin embargo, el jefe negociador del ELN se mostró "optimista" en que las conversaciones avancen.
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Las partes serán capaces "de destrabar las dificultades que tenemos y en ese tiempo corto que hay poder concretar un acuerdo de cese del fuego; yo creo que sí es posible", concluyó Beltrán.
Es la última guerrilla activa en Colombia y, con cerca de 2.000 integrantes en sus filas, fue durante décadas la segunda más numerosa después de las FARC.
El ELN y el Gobierno colombiano iniciaron en febrero diálogos públicos y formales en la capital ecuatoriana, luego de casi cinco años de conversaciones reservadas.
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La tercera ronda que comenzó el 24 de julio se extenderá hasta la primera semana de septiembre.
