"Estamos trancando porque no podemos seguir viviendo como si nada ocurre, después del domingo veremos el peor rostro de esta revolución, los pocos hijos que nos quedan en Venezuela han dicho que si aprueban la constituyente se van, eso no es justo, como tampoco lo es que no podamos comprar comida o medicamentos", señala a esta agencia Pedro Ibáñez, de 51 años, comerciante y residente de Bello Monte.
La oposición convocó al paro cívico del 26 de julio y este jueves como parte de las medidas de boicot a la elección de los delegados a la Asamblea Nacional Constituyente que el Gobierno organiza para este domingo.
En el Cigarral, municipio El Hatillo, una zona de clase media alta en el este de Caracas, el bloqueo atemoriza incluso a los vecinos.
"Aquí no dejan pasar ni salir a nadie en algunos puntos y los que trancan muchas veces no son de la zona, algunos no comprenden o se ponen agresivos, ya mi esposo vivió una mala experiencia el jueves pasado (en la primera jornada de paro), le quitaron un reloj, porque tuvo que salir en la madrugada y ahora me da terror", cuenta a Sputnik la residente de la zona Maigualida Millán, de 48 años.
Como ella, otro habitante del Cigarral, Samuel Guilarte, repudia los bloqueos de vías.
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En Montalbán, oeste de Caracas, algunas calles permanecen cerradas, mientras varios portones de edificios destrozados son una señal del paso de tanquetas de los cuerpos de seguridad.
"Los de la Policía Nacional llegaron en cambote (grupo), destruyeron las instalaciones de los edificios y allanaron en busca de los manifestantes que tenían la tranca el 26 de julio", relata a esta agencia uno de los vecinos que prefirió no ser identificado.
En la urbanización Palo Verde, municipio Sucre, los habitantes también denuncian una actuación similar de los cuerpos de seguridad.
"La calle estuvo todo el 26 de julio cerrada, en la noche llegaron unas tanquetas negras y se llevaron por delante el portón, yo estaba en mi casa con mi hija de 13 años y sentimos cómo el edificio tembló", señala una de las residentes de la parte baja de esa urbanización.
Sin embargo, los vecinos de la zona aseguran que están en "resistencia" y han vuelto a cerrar el paso la mañana de este jueves.
Por la zona no circula el transporte público, solo motocicletas, y quienes deciden salir deben hacerlo a pie, al igual que otras en zonas en las que se concretó el corte de vías.
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Algunos chóferes del transporte público decidieron no sumarse al paro convocado por cooperativas del sector y por la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
"Si no trabajo, no como, lo más triste es pasar hambre dos días, para que el lunes todo sea igual; lo que hago es que tomo vías alternas para evitar las trancas y le aviso a la gente hasta donde llego", explica uno de los transportistas.
El trabajador prefiere no ser identificado por temor a represalias de opositores o de sus propios compañeros, "aquí la dictadura la quiere imponer todo el mundo, el chavista y el opositor", agrega.
En la urbanización Santa Mónica, en el sureste de Caracas, el dueño de una panadería señala que durante el día algunas personas pasan frente a su tienda gritando improperios y acusándolo de "traicionar la patria" por no parar.
En otros comercios se observa un cartel que advierte que no trabajan por ausencia de personal.
"Entre quienes se paran también hay miedo por las amenazas de algunos sectores de que los comercios serán tomados o saqueados, es curioso que ambos se acusen de traicionar la patria", observa a esta agencia Miguel Mármol, trabajador de la zona.
En paralelo, se ven este jueves personas de la tercera edad hacer colas a la entrada de los bancos, porque "pagaron la pensión y la jubilación y hay pocos cajeros (personal de taquilla)", advierten.
Los abastos y grandes cadenas de farmacias y supermercados tampoco cierran, "es una orden, nadie puede cerrar, algunos empleados no llegan, pero tenemos que abrir", explicó una trabajadora.
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En la avenida Urdaneta, en el centro de Caracas y donde se encuentran la mayoría de las instituciones del Estado, el flujo de vehículos es menor al habitual, pero la mayoría de los comercios están abiertos, no hay trancas y el transporte público circula con normalidad.
El proceso electoral convocado por el mandatario como una vía de diálogo se realizará en medio de protestas y amenazas de boicot de la oposición.
Hay rumores de que, tras bastidores, se estaría intentando una negociación entre ambos bandos.
El dirigente opositor Leopoldo López, quien se encuentra en arresto domiciliario, aseguró que los puntos a negociar son la apertura de un canal humanitario para la llegada de alimentos y medicinas, la liberación de políticos presos y que se fije un cronograma para las elecciones de alcaldes, gobernadores y presidente.
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Por su parte, Maduro sostuvo el sábado en una entrevista ofrecida al canal estatal Venezolana de Televisión, que existió la posibilidad de aplazar la elección constituyente para incorporar a los candidatos de oposición.