"Tuve la fortuna de que mi hijo —Christian Jiménez Díaz— terminó su carrera de biotecnología, él inventó la fórmula, no teníamos dinero, pero tenía el taxi", comentó en entrevista con Notimex.
Ofertaron el taxi por internet y a los dos días se vendió, con ese capital constituyeron una sociedad cooperativa y comenzaron las pruebas en su casa ubicada en el Pueblo de Tulyehualco, en la delegación Xochimilco.
"Le hice el hincapié a mi hijo que el producto debería tener algo diferente a los demás", y ese plus fue el amaranto.
La cerveza, de nombre Ara en honor a su esposa Araceli, también lleva avena, lúpulo y varios tipos de cebada, ingredientes que Víctor Manuel tritura con un rústico y pequeño molino de frijol.
Aseguró incluso que su cerveza es nutritiva pues conserva las proteínas del amaranto hasta en 6%, de acuerdo a estudios realizados por investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco.
"Empezamos con cinco litros y actualmente producimos más de 200 litros semanales", los cuales venden en envases de 360 mililitros en lugares como Ecatepec, en el Estado de México, la playa Zipolite en Oaxaca, así como bares de la Condesa y la colonia Tabacalera en la Ciudad de México.
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Si bien la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades lo apoyó con envases que le eran necesarios en el principio de su empresa, busca financiamiento de programas federales o en su caso socios para agrandar la cooperativa.
— ¿Se arrepiente de haber vendido su taxi?
— No estoy arrepentido sino emocionado, finaliza.