"Estamos en la calle porque esa reforma es un recorte de derechos gravísimo, es un retroceso que nos sitúa antes de 1930, y todo ello perpetrado por un Gobierno golpista y corrupto que no fue elegido en las urnas", criticaba en declaraciones a Sputnik Alexandre, un funcionario público de Río de Janeiro, poco antes de que arrancase la marcha en el centro de la ciudad.
Unas horas más tarde la manifestación —que reunió a unos pocos miles de personas— terminó con barricadas ardiendo en las calles del centro y un joven herido en la cabeza debido a la actuación de la Policía Militar, según informa la prensa local.
Este animal fue el símbolo que la entidad uso para impulsar el "impeachment" de la expresidenta Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores).
En Río de Janeiro algunos de los presentes lamentaban que la manifestación no estuviera más concurrida, sobre todo teniendo en cuenta que recientemente el presidente Temer (Partido del Movimiento Democrático de Brasil) fue denunciado formalmente por corrupción.
"Temer cree en la impotencia de las personas; los trabajadores tienen miedo de protestar y perder sus puestos de trabajo, estamos viviendo una crisis muy grave y Brasil está sin horizonte", lamentaba Roberto, un psicoanalista de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ).
La adhesión fue más baja de lo esperado debido en parte la división de los sindicatos; mientras que unos defendían la necesidad de realizar una huelga general que paralizara el país otros se mostraban más cautos y prefirieron organizar únicamente las manifestaciones de protesta.
En la mayoría de ciudades brasileñas la jornada transcurrió con normalidad a excepción de algunos cortes de carreteras a primera hora de la mañana debido a las protestas de los piquetes.