"Si en un día de huelga general, sin autobuses, sin metro, sin tren, miles de personas vienen a la manifestación es una prueba de que el movimiento huelguista es legítimo y consigue lanzar un mensaje fuerte al Gobierno golpista", aseguró el líder del Movimiento de los Trabajadores Sin techo (MTST), Guilherme Boulos, según recoge la prensa local.
Según los movimientos izquierdistas Frente Brasil Popular y Povo Sem Medo –organizadores de la marcha– alrededor de 70.000 personas se concentraron en el Largo da Batata de São Paulo y después buena parte de ellas caminaron hacia la residencia privada de Temer.
El presidente estaba allí, sino en Brasilia, pero aun así los manifestantes se encontraron un fuerte dispositivo de seguridad, con decenas de policías militares realizando un círculo de seguridad a más de cien metros de la casa.
Algunos adeptos de la táctica "black bloc" –cercanos a tesis anarquistas y que suelen manifestarse con el rostro cubierto– se enfrentaron a pedradas con los agentes, que respondieron con el lanzamiento de las citadas bombas y gases lacrimógenos.
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La huelga del viernes es la primera que se realiza en Brasil desde 1996 y pretende evitar que se aprueben la reforma laboral y la reforma del sistema de pensiones que impulsa el Gobierno de Temer (Partido del Movimiento Democrático de Brasil).