Frida Vega, sobrina de la víctima, aseguró en diálogo con Sputnik que las autoridades "no prestan garantías de justicia", ya que, según dijo, la mujer venía recibiendo amenazas hace algún tiempo por reclamar una pensión por su hijo fallecido. Vega comentó que el hijo de Andrade también fue asesinado y hasta el día de hoy no se ha esclarecido el caso.
Según la familiar de la víctima, en un encuentro familiar casi un mes antes del asesinato Andrade le dijo que debido a las amenazas que recibía constantemente, era probable que fuera "la última vez" que la vieran.
"Ella quería rescatar la cultura étnica ocaina. Daba clases, talleres y capacitaciones en la ciudad de Iquitos. Nunca ha tenido enemigos. Siempre la habían apreciado, siempre ha sido muy buena en la comunidad donde vivía. No tenía enemigos", dijo la testigo.
Vega también denunció la dificultad en acceder a la Justicia por parte de los hijos de Andrade "por ser pobres". Mientras que el presunto asesino tuvo acceso a un abogado de oficio, la familia obtuvo asistencia legal unos días después. Además, debieron reclamar el apoyo de intérpretes, ya que no manejan el idioma español de manera fluida.