"A partir del lunes, cuando deje de beber líquidos, no aceptaré más controles médicos de ninguna índole, tampoco ser ingresado al hospital ni ser hidratado con suero si entro en coma", dijo Deyab en una rueda de prensa que dio en su apartamento de Montevideo.
Ese compás de espera, según De León, se abre también por alguna noticia que pueda aportar el vicecanciller uruguayo, José Luis Cancela, quien se encuentra de viaje y regresará al país este sábado.
Deyab sostuvo que no cree en las afirmaciones del Gobierno de Uruguay, pues lo ha defraudado una y otra vez desde que llegó a este país con otros cinco liberados de Guantánamo en diciembre de 2014.
"Hace dos años y medio, cuando estaba en Guantánamo, tres funcionarios del Gobierno uruguayo fueron a entrevistarse conmigo y me prometieron que mi familia me estaría esperando aquí", dijo.
Deyab identificó a uno de esos tres enviados como el asesor del Ministerio del Interior, José "Chacha" González, hombre de confianza del expresidente José Mujica (2005-2010) y quien tuvo a su cargo coordinar toda la operación de asentamiento de los seis liberados de Guantánamo.
Deyab, que habló casi todo el tiempo en árabe y fue traducido al inglés y al español, aseguró que solamente aceptó firmar un acuerdo que le presentó el Gobierno estadounidense para ponerlo en libertad contra la promesa de que su familia estaría aguardándolo en Montevideo.
Ese acuerdo incluye el compromiso de los liberados de permanecer en Uruguay por dos años.
"Todo lo que discutimos en esas reuniones fue filmado y está en poder de las autoridades estadounidenses", aseveró.
"Es cierto que él firmó ese convenio y es cierto que le dijimos que haríamos todo lo posible por traer a su familia, pero nunca nos comprometimos a tenerla aquí con anticipación", dijo González.
Según el funcionario y asesor del ministro José Bonomi, Uruguay no podía comprometerse a trasladar a la familia con anticipación porque cuando se entrevistaron con Deyab todavía no estaba fijada la fecha en que llegarían a este país los seis liberados.
"Y en segundo lugar, porque esa operación humanitaria iba a estar a cargo de la Cruz Roja Internacional y ellos tienen una serie de requisitos y parámetros que era necesario cumplir", agregó González a esta agencia.
Deyab, quien sufre problemas crónicos de salud en su espalda, camina con muletas y padece deficiencia renal, dijo no entender por qué países de Medio Oriente como Qatar, Líbano y Turquía no han aceptado realojarlo.
El hombre se refería a reportes de prensa que, citando fuentes diplomáticas, han asegurado que los gobiernos de esos países no accedieron al pedido de Montevideo para realojar al sirio.
Interrogado acerca de si no contempla la posibilidad de que esos países realmente hayan rechazado acogerlo, Deyab dijo no creer en nada de lo que diga el Gobierno uruguayo.
"Yo he observado la política de Uruguay y no creo en ella; cuando me reuní con el canciller Rodolfo Nin Novoa le pregunté si podía viajar y me dijo que sí, que era libre de viajar", describió el sirio.
Deyab viajó brevemente a Argentina en febrero de 2015 y fue en Buenos Aires donde hizo por primera vez declaraciones a la prensa, tras lo cual fue trasladado de regreso a Montevideo.
El 6 de junio de este año, según dijo este viernes, Deyab partió nuevamente de la capital uruguaya para pasar el mes sagrado del Ramadán en la ciudad del Chuy, fronteriza con Brasil y hogar de una comunidad árabe y musulmana.
El 26 de julio apareció en el consulado uruguayo en Venezuela.
"Allí lo único que pedí fue ir a Turquía para reunirme con mi familia o volver a Guantánamo", dijo.
Poco después Deyab fue detenido por autoridades venezolanas que lo mantuvieron varias semanas en una de las sedes del servicio de inteligencia hasta que lo deportaron a Uruguay el 29 de agosto.
Cuando medios locales divulgaron su salida de Uruguay "se creó una imagen de mí como de un terrorista que amenazaba a Brasil justo cuando estaban por empezar las Olimpíadas", dijo Deyab.
El hombre responsabilizó a algunos medios de comunicación de difundir esa falsa imagen y amenazó con iniciarles acciones legales, en especial contra el Canal 4 de Montevideo.
Para Jihad, este tipo de cobertura refuerza el mensaje de EEUU en su guerra contra el terrorismo, que es en realidad "una guerra contra los musulmanes y el Islam", dijo.
"Yo no soy terrorista, soy víctima de estas políticas, igual que mi familia", sostuvo.
"Entré a Venezuela legalmente y tengo el sello de mi entrada; les presenté a los oficiales venezolanos mis pasajes de autobús, el papel del hotel de Brasil donde estuve alojado y mis documentos", dijo.
Mientras tanto, aseguró, autoridades uruguayas difundían la versión de que él había viajado con un pasaporte falso.
El hombre aseveró que su esposa está muy triste, "desgastada" y tuvo que ser hospitalizada recientemente por un quebranto de salud, aunque hace 12 días que no tiene noticias de ella.