El 15 de septiembre la Policía Federal Argentina detuvo a un hombre acusado de amenazar por teléfono con poner una bomba en la residencia oficial del presidente del país Maurcio Macri. La llamada había sido realizada el 24 de agosto. "Va a explotar una bomba en la quinta presidencial", dijo el hombre que hoy está detenido.
Macri no es el único que recibe estos llamados. Durante el mes de agosto sufrieron amenazas de muerte la vicepresidenta, Gabriela Michetti, y la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, en dos ocasiones.
Tras el reciente episodio, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich dijo: "No vamos a permitir que se genere miedo e incertidumbre, aquellos que amedrenten a la sociedad no van a salir impunes".
En julio, dos hombres de 21 años fueron detenidos por amenazar, a través de Twitter, con poner una bomba en la Casa Rosada. "Si se le da una relevancia mayor que la que tienen [las amenazas], pueden ocurrir casos como los de estos chicos. La reprimenda fue exagerada", opinó la doctora.
La Argentina de la administración Macri atraviesa tiempos complejos. Según un informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica (UCA), desde enero la cantidad de pobres aumentó y se ubica en 32,6%. Las cifras oficiales indican que el desempleo es de 9,3% y la inflación sobrepasa el 40% anual.
"En las crisis económicas la gente puede tomar actitudes violentas. Los argentinos ya tenemos mucha experiencia en esto. Ser arrojados a la miseria, quedarse sin trabajo, no tener recursos; incentiva la criminalidad. En ese sentido, en este país hemos tenido episodios muy dolorosos, pero no somos un pueblo violento", concluyó la especialista.