"Este tema es un problema de derechos y no de moral o de religión", dijo a Sputnik Nóvosti la investigadora Volga de Pina Ravest, directora del área de Seguridad Ciudadana y Justicia del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia (IMDHyD).
Lo primero que se debe señalar, es que "es legítimo oponerse a una ley; pero no es válido calificar de anormales o antinaturales a las personas con otras preferencias sexuales o familias diferentes a las heterosexuales", dijo la experta en estrategias de educación judicial.
Sin embargo, en las manifestaciones religiosas que fueron encabezadas por al menos una decena de obispos "subyace un discurso de odio que comienza a colonizar el espacio público, con reclamos y descalificaciones de intolerancia subidas de tono", dijo la abogada especialista en derechos civiles y acción social.
El fin de semana pasado salieron cientos de miles de católicos a las plazas de 110 ciudades México, en una marcha que según el Frente Nacional por las Familias, logró la participación de 1,14 millones de fieles, aunque autoridades de protección civil contabilizaron unos 400.000 manifestantes.
La convocatoria fue hecha para "defender el modelo de familia tradicional y en rechazo a la propuesta de matrimonio igualitario", enviada en mayo pasado al Congreso por el presidente, Enrique Peña Nieto.
¿El odio o la fe?
Las manifestaciones religiosas pueden llevar a la "acción en contra de personas que piensan diferente", advierte la abogada del IMDHyD.
Las protestas "apuntan contra los derechos civiles de otras personas, y podrían legitimar cientos de agresiones y crímenes de odio, que los organismos civiles documentamos a diario".
La defensa de dogmas de fe es muy relevante, comenta la experta del IMDHyD, porque "son organizaciones católicas y políticas, que deben atenerse a las reglas de respeto hacia otros ciudadanos".
La "no discriminación" está contenida en el primer artículo de la Constitución, que inspira el proyecto de ley para permitir el matrimonio y concubinato de personas del mismo sexo e incluso la adopción.
El fondo de la legislación de los matrimonios homosexuales "es un tema de igualdad de derechos y seguridad social, de acceso a guarderías, de tener bienes en común, de heredar y constituir libremente el modelo de familia elegido", explica Pina Ravest.
Pero sobre todo, "no es un conflicto moral o sentimental, para determinar a quién puede o no puede amar una persona".
Además, existe el riesgo de exponer al escarnio y convertir en víctimas humillación social a los niños y niñas que son hijos de parejas del mismo sexo, madres solteras, o de personas que no tiene pareja, niños criados por abuelos, "calificados de anormales", puntualiza.
Desde la clase política hay silencios expectantes como el del Partido Revolucionario Institucional (PRI, gobernante), o del principal líder de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, que considera que el debate "no es algo tan importante".
Por su parte, el analista político conservador Juan Ignacio Zavala, señala que "desde hace mucho no veíamos a la Iglesia Católica en un activismo tan descarado como el de estos días contra la iniciativa presidencial".
El hermano de la ex primera dama Margarita Zabala, aspirante presidencial del Partido Acción Nacional (PAN, centroderecha), esposa del expresidente Felipe Calderón (2006-2012), considera que "es mejor que se manifiesten y que ejerzan ese derecho de la misma manera que la comunidad gay tiene derecho a casarse y formar una familia".
No obstante, el autor del libro "La clase política en el diván", acota: "Hay que tener cuidado de los fanáticos del catolicismo que andan en la calle, pero también de los jacobinos que pululan en los medios como si fuera la época de 'come-curas' y que desprecian la fe de cualquiera y que se sienten superiores porque no creen en nada, ninguno ayuda al entendimiento".
El proyecto de ley podría naufragar por que "el PRI abandonó al presidente, en este esfuerzo por consolidar un estado moderno y más igualitario", puntualiza el analista opositor.
Sobre los argumentos de los religiosos para agitar a su grey católica Dresser clarifica en la revista Proceso: "No incluye una sola palabra sobre el acceso de hombres a baños de mujeres o la educación sexual o tantos otros mitos con los cuales se ha buscado asustar y azuzar a la población".
El tema ha traído al debate la frase del papa Francisco, quien dijo al final de una visita a Brasil: "Si un gay busca a Dios, ¿quién soy yo para juzgar?".
Sin embargo la exhortación apostólica postsinodal, firmada por Francisco el pasado 19 marzo de 2016, Amoris Laetitia, sobre el amor en familia de los esposos cristianos establece: "No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia".