Los asesinatos tuvieron lugar en varios municipios de la Baixada Fluminense, al norte de Río de Janeiro, especialmente en la localidad de Duque de Caixias; allí está la sede de la Reduc, una refinería de Petrobras de la que procedía el petróleo robado por esta trama corrupta.
Otros asesinatos serían autoría del narcotráfico, también presente en la zona, en respuesta a las intenciones de algunos candidatos, líderes comunitarios, de impedir que proliferasen las "bocas de fumo" —puntos de venta de droga— en sus barrios.
La situación en esta región de Río se agravó hasta tal punto que el Gobierno del Estado de Río pidió al Gobierno Federal permiso para que los militares del Ejército que formaron parte del esquema de seguridad de los Juegos Olímpicos se quedaran en la zona hasta octubre para intentar apaciguar la situación.