Según el testimonio de Martín, desde hace años, en San Vicente opera una banda delictiva que se dedica a la venta de huesos y cabellos humanos, robos de objetos de valor y de los propios ataúdes.
Martín incluso indicó algunos precios: "cobran 500 dólares por una calavera y 1.500 por un esqueleto completo".
Se esconden tan bien las huellas de los trabajos de excavación que, normalmente, los familiares no se dan cuenta de que están visitando tumbas vacías.
La otra fuente de ingresos de la 'mafia del cementerio' son las cremaciones. Si bien el servicio legal cuesta unos 400 dólares, se cobra por una cremación sin registrar entre 200 y 300 dólares. Según otra testigo, administradora del cementerio, tan solo un 7% de las cremaciones son legales.
Gracias a las actividades ilícitas, "algunos de estos empleados han mejorado notablemente su situación económica", resumió Clara Rosa Martín.
El 'secreto a voces' del camposanto argentino ha tardado tanto en salir a la luz porque los delitos son encubiertos por las autoridades de San Vicente, entre las que Martín apuntó a un delegado gremial del sindicato SUOEM.