La operación se produjo el viernes pocas horas antes de la ceremonia de apertura, cuando varios agentes irrumpieron en el hotel de Barra de Tijuca donde los estafadores citaban a los compradores para darles las entradas y llevarles al estadio de Maracaná.
Allí, la policía detuvo al irlandés Kevin James Mallon, uno de los directivos de la empresa inglesa THG, que ya estuvo involucrada en otro escándalo similar de comercialización de entradas falsas durante el Mundial de Fútbol de Brasil 2014.
THG fue la empresa encargada de gestionar la venta de entradas en los Juegos de Londres 2012, pero no tiene derechos sobre los ingresos de los Juegos de Río.
La trama de las entradas falsas pretendía venderlas por precios muy superiores a los de origen; para ver la ceremonia de apertura había que desembolsar 25.000 reales (alrededor de 8.000 dólares), según informa el diario "O Globo".