Los gritos de "Fuera Temer, fuera golpistas" o "Vuelve Dilma" fueron claramente escuchables en los barrios carioca de Copacabana, Flamenco, Laranjeiras, Botafogo y Jardin Botánico, una circunstancia que también ocurrió meses atrás con una entrevista con el expresidente de la Cámara de los Diputados, Eduardo Cunha, considerado el impulsor del "impeachment" a Rousseff.
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Consciente de su fuerte impopularidad, Temer reconoció en la entrevista que carecía de "apoyo popular" pero que esta situación se podría resolver desde el momento en el que su gobierno interino produjese un "efecto beneficioso para el país" ya que, según él, su llegada contribuirá a "pacificar" la sociedad brasileña una afirmación que por lo visto se encuentra muy alejada de la realidad.
Otros aspectos destacados de la entrevista fueron su reafirmación de que su gobierno cortará gastos en "todo lo que sea necesario" aunque los programas sociales serán mantenidos y que apartará del cargo a todos los ministros que cometan irregularidades, una respuesta ambigua si se tiene en cuenta que su ministro de Planificación, Romero Jucá, podría ser imputado en la Operación Lava Jato.