El domingo, Natalia fue a votar más temprano que de costumbre. Mientras esperaba, un amigo suyo que estaba fiscalizando las elecciones, le dijo: “El que está atrás tuyo es tu papá”. Ella no se atrevió a mirar y entró al cuarto oscuro temblando. Al salir y colocar el voto en la urna, su padre la tomó del brazo y le pidió conversar.
"Era un tema de mucho hermetismo en mi familia, preguntaba y no me decían nada; fue pasando. Y acumulé no odio, pero sí resentimiento, pensaba: 'si en tantos años nunca me buscó por algo será'.", señaló al diario La Nación de Buenos Aires.
Desde que sus padres se separaron, ella perdió contacto con él y nunca lo buscó. Pero un amigo suyo, Marcos, el mismo que estaba de fiscal en la votación, siempre le daba datos sobre su papá.
"Me quedé con eso porque soy mamá, tengo tres hijos y pensé, 'si tengo la oportunidad de que me busque o lo tengo al frente, voy a hablar'", agregó.
Después del encuentro, cruzaron mensajes y ella lo llamó para su cumpleaños. “La vida me dará la oportunidad de terminar de cerrar esta historia que, aunque la vivo en primera persona, me parece de ficción", dijo.