"La política internacional del país en los últimos 10 años estuvo muy sustentada en una privilegiada alianza con los socios regionales y fuera de la región, básicamente, el proceso de incorporación del vínculo comercial con China", explicó Olesker.
Olesker señaló que "justamente los tres principales socios estratégicos del país, dos de integración como son Brasil y Argentina, y uno comercial como es China, están fuera de las negociaciones" por el TiSA.
El Gobierno de Uruguay, encabezado por Tabaré Vázquez, anunció el 7 de este mes que se retiraría de las negociaciones y ordenó a su canciller, Rodolfo Nin Novoa, que comunicara la decisión a los demás países negociadores.
La decisión fue tomada luego de que un organismo de dirección de la coalición gobernante de izquierdas, Frente Amplio (FA), resolviera declarar "inconveniente" que el país continuara las negociaciones para el TiSA.
"Un acuerdo de liberalización en general tiende a fortalecer a los países más desarrollados y perjudica a los menos desarrollados", observó Olesker.
En su opinión, el tipo de cláusula por la que se debe otorgar el mismo trato a las inversiones nacionales y extranjeras de servicios "ponía en tela de juicio algunos sectores muy importantes en el país, unos de monopolio estatal y otros que ya son de competencia público-privada, como el sistema de salud".
"La apertura de los servicios iba a implicar una enorme amenaza para los sectores monopólicos del Estado, como las telecomunicaciones, y para los sectores en los que se han hecho reformas muy profundas sobre la base de la incorporación del sistema estatal y privado sin fines de lucro, como la salud", agregó.
La nueva ronda de conversaciones del TiSA comenzará este martes 15 en Ginebra. Los países que continúan en el acuerdo son Australia, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Hong Kong, Taiwán, Islandia, Israel, Japón, Liechtenstein, Mauricio, México, Nueva Zelanda, Noruega, Pakistán, Panamá, Paraguay, Perú, Corea del Sur, Suiza, Turquía y la Unión Europea.