"Me dijeron que hace poco corría el rumor de que estaba ingresada", dijo Rousseff a la prensa en el Palacio de Planalto mientras que con una sonrisa y mostrando su silueta con gran sarcasmo, dijo: "¿Realmente creéis que lo estaba?".
Lo cierto es que el estado físico de la presidenta atraviesa su mejor momento desde que, pasadas las elecciones presidenciales de octubre de 2014, Rousseff iniciase una rigurosa dieta y ejercicios continuos que incluyen paseos matinales en bicicleta alrededor del Palacio de Planalto en Brasília.
"Hago dos cosas: cerrar un poco la boca y hacer gimnasia", declaró el pasado febrero la presidenta que por entonces ya había reducido en 13 kilos su peso anterior siguiendo la dieta del argentino Máximo Ravenna, el cual posee tres clínicas en Brasil en las ciudades de Brasilia, Sao Paulo y Salvador de Bahía.
En concreto, la dieta reduce la infesta diaria a unas 800-1.200 calorías, y las divide en cuatro comidas principales, en las que los carbohidratos de alto contenido glicémico (pan, arroz, pasta, cereales o patata) están terminantemente prohibidos debido a los picos de insulina que producen durante su digestión.
En cuanto a los rumores del domingo, que circularon especialmente en el aplicativo de teléfono móvil "Whatsapp", el gobierno intenta establecer el origen de los mensajes para exigir responsabilidades, aunque se sospecha que podría ser una maniobra de grupos de internautas descontentos con el gobierno y, posiblemente, ligados con movimientos de oposición como "Revoltados Online".
Un día antes, el sábado, la encuesta de opinión Datafolha señaló que Dilma Rousseff alcanzó su peor índice de popularidad desde que ascendió al gobierno en 2011, con apenas un 10% de aprobación de su gestión y un rechazo del 65%, es decir, un índice cercano al 68% que registró el expresidente Fernando Collor en septiembre de 1992 y que acabó con su salida del cargo.
