Al salir de la reunión, Rousseff confirmó el buen tono del encuentro así como su próxima visita a Estados Unidos el 30 de junio de este mismo año, dando por cerrado el polémico episodio a raíz del escándalo de espionaje revelado por Edward Snowden en 2013.
En aquella ocasión, tanto Dilma Rousseff como la Canciller alemana, Angela Merkel, fueron señaladas como objetivo prioritario de la red de espionaje coordinada por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, acrónimo en inglés) de EE.UU, lo cual llevó a la enojada presidenta a cancelar su visita de Estado a Washington en septiembre de 2013 lo cual fue visto como un enfriamiento de las relaciones.
De hecho, horas antes en rueda de prensa, Rousseff negó que pidiese a Nicolás Maduro la liberación de los políticos Leopoldo López y Antonio Ledesma, asegurando que de la misma manera que no se mete con los presos de Guantanamo no se mete con los presos en Venezuela, reforzando así su mensaje de neutralidad en la Cumbre.