El nefasto dato se relaciona directamente para el ministro, Manoel Dias con la falta de inversiones y el atraso de los pagos del gobierno a raíz de las paralizaciones producidas en las contrataciones de Petrobras tras las investigaciones de la "Operación Lava Jato" sobre algunas de las mayores constructoras del país (Odebrecht, OAS, etc.).
En declaraciones al portal brasileño UOL, el presidente de la Federación Nacional de los Trabajadores en las Industrias de Construcción Pesada (FENTRACORP), Vilmar Santos, afirmó que "el escándalo en Petrobra ha disparado el problema porque el 70% del sector tenía contrato con la petrolera", en su opinión Brasil vive "una crisis institucional y de la ingeniería nacional sin perspectivas a medio plazo".
En concreto, la entidad señala que los despidos habrían afectado al menos a 38 empresas dependientes de sus contratos con Petrobras en los estados de Bahía, Mato Grosso do Sul, Minas Gerais, Río de Janeiro, Río Grande do Sul, Sao Paulo y Pernambuco.
Paralelamente, la paralización de las obras en el Complejo Petroquímico de Río de Janeiro (COMPERJ), situada en el municipio de Itaboraí, provocó el despido en los últimos meses de al menos 22.000 trabajadores, los últimos 2.500 hace apenas una semana debido a la quiebra de la empresa Alumini.
Como una de las empresas subcontratadas por Petrobras, para la construcción del COMPERJ, la paralización de los pagos en la petrolera la han llevado a una acción judicial para reclamar 1.200 millones de reales (376 millones de dólares) a la semiestatal para evitar su quiebra total.
Además, el sector naval de Brasil se une a lista de los más afectados por la crisis de corrupción que envuelve a Petrobras con más de 3.000 despidos solamente en el mes de febrero, según los datos del Sindicato de los Metalúrgicos del Estado de Río de Janeiro (SIMERJ).
La destrucción de miles de empleos en sectores estratégicos durante los últimos meses ha provocando que la tasa de desempleo pasase del 5,3% al 5,9% en el mes de febrero, el peor resultado desde octubre de 2011 cuando Brasil atravesó el impacto diferencial de la crisis mundial con un leve retroceso.
