"En algunos Gobiernos, las estatales brasileñas han sido usadas para cumplir objetivos de política económica contrarios a su función de mercado, por no hablar de la ocupación política de cargos técnicos y de la corrupción", aseguró Ferreira, Doctor en Economía Teórica de la Universidad de Sao Paulo, quien citó el reciente aumento del 8% en el precio de los carburantes como "ejemplo ilustrativo" de las contradicciones en Petrobras.
En este sentido, los argumentos para aplicar el aumento en las tarifas empleados por el Gobierno de Dilma Rousseff, accionista principal de Petrobras, fueron los 27.000 millones de reales (9.603 millones de dólares) que tendrá que recaudar para equilibrar sus cuentas y cumplir con los objetivos económicos de 2015.
"Estas interferencias además de perjudicar el desempeño de la empresa, el volumen y el precio del petróleo producido en el país, ahuyentan a los posibles inversores y causan una gran pérdida en el valor de la empresa", concluyó.
El pasado 6 de febrero, el nombramiento del expresidente del Banco de Brasil y hombre de confianza de Dilma Rousseff, Aldemir Bendine, como nuevo presidente de Petrobras fue recibido con pérdidas de hasta un 11% de las acciones de la petrolera en la Bolsa de Sao Paulo.