"Sé que venía una caravana del norte de Wisconsin, venían aquí para matar a alguien", dijo Beth el lunes. Cuando se le pidió que explicara el objetivo del grupo, dijo: "Yo era uno de ellos" y agregó que el jefe Miskinis era el otro objetivo probable.
El complot fue frustrado porque a uno de los conspiradores se le colocó una etiqueta electrónica de un delito anterior, dijo Beth.
Empresas, iglesias y otras entidades vinculadas a la aplicación de la ley también han sido blanco de amenazas, según Beth.
La mayoría de los detenidos en medio de las protestas violetas no son residentes de la ciudad de Kenosha, dijo David Beth.
Las protestas contra la injusticia racial estallaron esta semana en Wisconsin y en otras partes de Estados Unidos después de que un oficial de policía disparara en la espalda varias veces a Jacob Blake, afroamericano de 29 años, en Kenosha.
El incidente, ocurrido el 23 de agosto, dejó a Blake paralizado.
Según la Asociación de Policía Profesional de Kenosha, Blake se resistió enérgicamente al arresto y se negó a dejar caer un cuchillo que llevaba.