La jefa de Gobierno capitalina, Claudia Sheinbaum, señaló que, si bien la ciudad ha completado ocho días con una "reducción constante" de los casos de pacientes hospitalizados por COVID-19, todavía se hace necesario mantener las medidas sanitarias para evitar un aumento en los contagios, que pueda llevar a saturar los centros médicos.
La megalópolis, donde viven unos 20 millones de personas, es el principal foco de contagios de COVID-19 del país: acumula hasta ahora 37.503 casos de contagio y 4.664 defunciones, más de la cuarta parte del total nacional, mientras la capacidad hospitalaria disponible llega al 30% de las camas y a casi la mitad de las unidades de cuidado intensivo.
Cautelosa y con cubrebocas
Sheinbaum, quien pertenece al partido Movimiento Regeneración Nacional del presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien se menciona como una de las posibles aspirantes a suceder al líder de la izquierda nacionalista, se ha mostrado en público mucho más prudente que el mandatario en la aplicación de normas sanitarias.
Con formación como científica, ella siempre ha optado por utilizar la mascarilla en sus comparecencias públicas, y ha sido enfática en defender su uso, algo que ponen en duda el principal vocero federal para la pandemia: Hugo López-Gatell.
El fin de semana, López Obrador presentó un decálogo de recomendaciones para "salir a la calle, realizar actividades de siempre y vivir sin miedos", manteniendo las medidas de distancia e higiene, para evitar un aumento exponencial de los casos.
Por el contrario, Sheinbaum, doctorada en ingeniería ambiental, firmante del grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático en la ONU, ha subrayando los riesgos de "acelerar de manera excesiva la reactivación de la ciudad, puesto que puede provocar rebrotes".
Al anunciar este martes un plan aplazar hasta agosto la celebración del Día de los Padres, previsto el próximo domingo 21 de junio, Sheinbaum advirtió que aún es muy pronto para cantar victoria y con su prudencia marcó distancia del presidente.
El pleito por las mascarillas
López-Gatell, nieto de un republicano español que estuvo a punto de ser fusilado por la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), se aferra a todo tipo de argumentos sobre las limitaciones de esa protección, para acompañar al presidente en su determinación de no usar mascarilla
A López Obrador nunca se le ha visto con mascarilla, con el argumento de "no alarmar a la gente".
Pero el científico mexicano y ganador del Premio Nobel de Química, Mario Molina, recomendó a la población y sobre todo a los líderes mundiales como López Obrador, dar el ejemplo y usar cubrebocas en actividades públicas, como la giras por el país que reinició este mes.
"Un presidente, si está rodeado con sana distancia y en una conferencia de prensa, está bien que no se lo ponga el cubrebocas, pero si va a hacer una gira donde va a estar con mucha gente, sí sería importantísimo que lo use para poner el ejemplo", recomendó Molina en una conferencia electrónica con Sheinbaum.
Molina presentó un estudio sobre el nuevo coronavirus que puede viajar por el aire en micro-partículas, que miden menos de dos micras, llamadas PM 2,5.
"Estas partículas no se ven, pero salen al hablar, no tienes que toser ni estornudar, fue un error de la Organización Mundial de la Salud decir que la transmisión del Covid sólo se hace por las gotas grandes cuando tose uno", alertó.
Parece que Molina ha puesto el cascabel al gato: López Gatell lo admitió el lunes 15 de junio como "una contribución al debate", sin descalificarlo.