Los depredadores marinos migran a la zona —ubicada entre la costa de Baja California y el archipiélago de Hawái— cada invierno.
Pero, ¿qué hay detrás de este fenómeno que ha desconcertado a biólogos marinos de todo el mundo?
This is cool. There’s a little Great White Shark Cafe in the middle of the Pacific Ocean between us, Baja California and Hawaii. https://t.co/RINDwqJ7wL pic.twitter.com/dNasUyjraX
— Kim-Mai Cutler (@kimmaicutler) September 18, 2018
Según concluyeron los investigadores de la Universidad de Stanford y el Acuario de la bahía de Monterey, en esta zona habita una vasta comunidad de pequeñas criaturas fotosensibles, entre ellas peces, fitoplancton y medusas, que constituyen una especie de 'manjar' para los grandes tiburones blancos.
"Este área es de vital importancia", reveló uno de los encargados del estudio, Salvador Jorgensen, quien también agregó que "hay vida secreta allí".
Fue la bióloga marina Barbara Block, de la Universidad de Stanford, quien comenzó a estudiar los tiburones blancos locales hace 14 años. Durante el estudio, la investigadora dotó de etiquetas acústicas a los escualos de la zona y llegó a la conclusión de que, cada diciembre, abandonaban las aguas ricas en alimentos en la costa oeste para pasar la primavera y la mayoría del verano en una enigmática zona del tamaño del estado de Colorado, que parecía más bien un 'desierto oceánico'. Block bautizó la zona como 'el café de los tiburones', aunque todavía no estaba segura de si los depredadores iban allí para tener sexo o comer.
@cdgoldstein @holly_holl “the white shark cafe” is NOT the hot new place for lunch https://t.co/F0OrZL7fu1
— Erik Malinowski (@erikmal) September 17, 2018
Sin embargo, los resultados de una expedición conjunta con el Instituto del Océano Schmidt mostraron que, en realidad, era una especie de 'caza del tesoro'. Asimismo, los científicos dieron cuenta de que los tiburones machos se movían arriba y abajo unas 140 veces al día, mientras que las hembras continuaban con su comportamiento habitual.
"O comen algo diferente o tiene algo que ver con su ritual de apareamiento", sugirió Jorgensen.
El investigador agregó que los escualos "persiguen a su presa día y noche, como si del juego del escondite se tratara".
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